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La cocina portuguesa disfruta de una gran variedad de sopas y una amplia gama de preparaciones de pescado y marisco; dispone de un importante surtido en charcutería y dignos de mención son sus quesos casi siempre frescos (azeitâo, serra, évora). Sienten una dulce predilección por los postres muy dulces y casi siempre a base de huevo.
En general se advierte un menor uso de especias fuertes y empleo mucho más abundante que en España de finas hiervas y plantas aromáticas frescas.
Pese a la cercanía, es notablemente distinta de la española y desconocemos lo que se cuece en su cocina.
Su cocina tradicional es capaz de presentarnos una mezcla de ingrediente sorprendentes e incluso según la zona del país es muy rica y variada, ya sea cocina marinera de la costa o los más humildes y sabrosos guisos de interior.

Un tema aparte es el “bacalhau” del que presumen que pueden hacerlo de más de mil formas distintas, como por ejemplo, en croquetas (sazonadas con cilantro, menta y perejil), fritas y servidas con huevos escalfados; escalfado y deshilachado, guarnecido con mejillones (cocidos en vino) y con tomate, cocido luego en el horno lentamente, sobre un lecho de cebollas y patatas, y guarnecido con aceitunas negras y trozos de huevo duro.

         
Comida Portuguesa 4/07/2015

Carrilleras ibéricas al Oporto con miel 
(Carmen y Joaquín)
Esta receta es todo un lujo de buena que está

Ingredientes
2 kg de carrilleras de cerdo
2 cebollas
1 manzana
2 zanahoria grande o 4 pequeñas
1/4pimiento rojo
1 diente de ajo
½ litro de vino de Oporto
1 hoja de laurel
1 pizca de tomillo y romero
Un poco de perejil
2 cucharadas de harina
1 vaso de caldo de carne
1 cucharada de miel
aceite de oliva virgen extra
sal
pimienta negra

Preparación:
En un mortero machamos el ajo, el tomillo, el perejil. Añadimos la cucharada de miel y un poco de agua, mezclamos bien. Reservamos.

Limpiamos las carrileras, las salpimentamos al gusto y las ponemos a marinar con el preparado que tenemos en el mortero durante 1h.

 Transcurrido este tiempo, rebozamos ligeramente las carrilleras en harina. En una cazuela alta, ponemos un poco de aceite y, cuando esté caliente, marcamos las carrilleras. Retiramos y reservamos.
  
Por otro lado, picamos la zanahoria en rodajas, la cebolla en trozos bien pequeños y el pimiento en trozos más bien regulares.
Sofreímos las verduras en la cazuela donde sellamos las carrilleras, dejamos unos 15 minutos a fuego bajo.

Añadimos las carrilleras y sofreímos con las verduras. Añadimos el oporto, la hoja de laurel y dejamos reducir durante unos 10 minutos.
Cubrimos de agua y dejamos que se cocinen a fuego lento. A los 20 minutos de cocción añadimos las patatas y la manzana cortada en cuadrados.
Dejamos cocer a fuego muy durante 2 horas o hasta que las carrilleras estén bien tiernas. Retiramos del fuego y dejamos reposar durante unos 10 minutos antes de servir.
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Pollo al OPORTO ( Cristi y Juan)
Muy bien chicos, riquísimo…..seguro que Aiden metió mano en esta receta, porque estaba riquísimo¡¡¡¡

En una cazuela  con poco aceite ponemos cebolla picada y tomates triturados y cocinamos un par de minutos.
Añadimos champiñones y pechuga troceada.
Salpimentamos y cocinamos hasta dorar ligeramente las pechugas.

Agregamos nata y Oporto .
Mezclamos bien y cocemos a fuego suave unos 20/25´.

La salsa debe quedar reducida.
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Risotto de Tamboril  com mexilhão e polvo (Justo y Miguel)

El arroz tamboril es un plato típico de las cocinas portuguesas. Es un arroz de caldero cuyos ingredientes estrellas son el rape (con la ventaja de carecer prácticamente de espinas) y el cilantro. Su secreto reside en una buena elección de ingredientes frescos.
En cada restaurante portugués el arroz de tamboril tiene una receta distinta y hay muchos matices, aunque la base es la misma y el sabor dependerá del acompañamiento, que pueden ser berberechos y almejas, algunos gambones.
Si bien en España se elaboran excelentes arroces en el mediterráneo, aunque a veces se perpetran paellas deleznables, en Portugal el consumo de arroz llega a extremos increibles, pues acompaña a muchísimos platos, puesto que fueron los portugueses los que trajeron este alimento a Europa desde Asia. Uno se puede pasar una semana entera comiendo diferentes arroces sin repetir, probando el de pato, por ejemplo. La clave parece estar en el arroz de aguja, de grano largo.

Ingredientes para seis personas:
300 gramos de mejillones
1 lata de mejillones en escabeche
200 gramos de pulpo cocido
200 gramos de taquitos de rape (2 Rapes o colas de rape medianas)
6 tacitas de arroz  
1 vasito de vino blanco,
1 hoja de laurel,
1 guindilla
1/2 cebolla
2 dientes de ajo
1 tomate mediano pelado, despepitado y triturado
1 pimiento verde,
½ vasito de aceite,
1 cucharadita de cilantro picado o perejil
6 tazones de agua,
sal.

Preparación:
Se abren los mejillones al vapor con el vaso de vino blanco y la hoja de laurel, el caldo se cuela y se aparta. A los mejillones se les eliminan las valvas y se apartan también.

En una cazuela de barro, se pone el medio vasito de aceite, se sofríen la cebolla, el ajo, los pimientos picados y el tomate picado. Sofreímos sin llegar a quemar.

Echamos el rape y sofreímos bien con el refrito de la olla un par de minutos y mezclándolo todo.
Cuando esté, se añade el tazón y medio de arroz, se le da unas vueltas y se añade la lata de mejillones en escabeche, la guindilla y agua hasta completar tres tazones. Incorporamos el perejil picado y la hoja de laurel.

Se deja hervir, a los cinco minutos se le añade otro tazón de agua caliente. Se deja cocer y cuando lleve cociendo diez minutos, se adicionan el pulpo y los mejillones naturales con otra taza de agua caliente mas, se rectifica de sal y se deja cocer cinco minutos más. Se espolvorea con perejil  picado y se sirve, para evitar que el caldo se chupe.

Este arroz hay que sacarlo antes del tiempo normal que suele tardar en hacerse un arroz ya que el mismo calor de la olla de barro, hará que termine de hacerse mientras lo llevamos a la mesa. 
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Cazuelitas portuguesas o Pasteles de Belem (Pastéis de Belem).  
(Tini y Joaquín)

Receta tradicional portuguesa muy bien adaptada al gusto motrileño ...... como nos han gustado¡¡¡¡ PARA REPETIR ¡¡¡¡

Los “pastéis de belem” se pueden encontrar por todo Portugal, y tienen una curiosa historia. Actualmente se elaboran en la “Fábrica de los pastéis de Belem” con una receta secreta que guardan celosamente bajo llave y que mantienen desde 1837. A inicios del siglo XIX en Belem  junto al Monasterio de los Jerónimos existía una fábrica de caña de azúcar, germen de la fabricación de estas famosas cazuelitas.
Los cocineros/as que trabajan en la fábrica deben firmar un contrato de confidencialidad asegurando el secreto de la receta, la cual solamente se prepara en un cuarto exclusivo llamado por ellos la “Oficina do Segredo”. En la Fábrica de Belem se elaboran unos 20.000 “pastéis” al día, llegando en ocasiones a doblar esa cifra si es una fecha especial o día festivo. Tanto la receta como el nombre están registrados internacionalmente, ya que su popularidad ha llegado al resto del mundo, sobre todo a las antiguas colonias portuguesas de Brasil, Angola y Macao.

Ingredientes:
1 litro de leche entera.
500 gr. de azúcar blanquilla.
100 gr. de harina de trigo.
12 yemas de huevo.
600 gr. de masa de hojaldre (2 planchas rectangulares de 300 gr.)
La piel de medio limón.
1 palo de canela.
Mantequilla para untar los moldes.
Moldes metálicos: pequeños y bajos a ser posible.

Comenzamos con la masa de hojaldre porque necesitamos que repose un tiempo dentro de los moldes antes de añadir el relleno. Con cada capa de hojaldre (que deben ser rectangulares) haremos el mismo proceso: enrollamos la masa haciendo un rulo o cilindro, y cortamos porciones de unos 3 cm.  Untamos de mantequilla los moldes y colocamos un cilindro en el centro de cada uno. 


Los moldes que he usado son tipo flan de huevo, quizá los de papel aluminio sean los más apropiados.
Poco a poco vamos adaptando la masa para que coja la forma del molden, del centro hacia fuera, dejando el borde un poco más gordito. También pinchamos con un tenedor la base de la masa. Dejamos que repose unos 20 minutos. 

Nos ponemos ahora a elaborar la crema del relleno.
Separamos unos 200 ml de la leche en una taza, añadimos la harina y batimos bien con un tenedor, para que se vaya diluyendo. No deben quedar grumos así que incluso podemos darle un toque de batidora. Reservamos.

En una cazuela, calentamos la leche junto con la piel de limón (sin la parte blanca, para que no de amargor) y el palo de canela, así se fusionan y le aportan sabor. Cuando comience a hervir la leche, añadimos poco a poco la mezcla de harina y leche sin parar de remover. Cuando vuelva a hervir, retiramos la piel de limón y el palo de canela
Añadimos ahora el azúcar, de nuevo poco a poco, al mismo tiempo que removemos continuamente. Cuando obtengamos una masa bien homogénea, apagamos el fuego y dejamos que repose 10 minutos. Durante este tiempo espesará un poco.
Separamos las claras de las yemas de una docena de huevos. Las claras las guardamos ya que nos pueden servir para otras preparaciones como una tortilla.
En un bol o taza batimos ligeramente las yemas y las incorporamos pasándolas por un colador al resto de ingredientes. Mezclamos bien hasta obtener una crema lisa y homogénea, de un color huevo intenso. La textura deseada es la de una crema pastelera semilíquida.
 
Precalentamos el horno 5 minutos a 220º (función calor total). Colocamos los moldes en la bandeja del horno, pasamos la crema a una jarra y vamos rellenando las tartaletas sin llegar al borde de la masa (dejamos un poco de margen para que no se nos desborde la crema). 
Introducimos la bandeja en la parte central y horneamos 15-20 minutos a 220º, hasta que veamos que la crema está dorada/tostada. Cada horno es un mundo diferente así que estad pendientes no se os vayan a quemar.
No os preocupéis si veis que sube mucho la crema mientras se hornea, es normal y luego se bajará quedando en su punto óptimo. Pasado el tiempo, retiramos y dejamos atemperar un poco antes de degustarlos

A la hora de comerlos, pueden disfrutarse tanto calientes como fríos. Es típico espolvorearlos con azúcar glass o canela justo antes de degustarlos.